EL PIANISTA DEL MAJESTIC // ARTURO SAN AGUSTÍN
Premio
ARTURO San Agustín
El barcelonés Joan Estrada, agitador cultural, empresario teatral, memoria de una Barcelona que fue, tipo solidario, etcétera, me cuenta que este año el premio Christa Leem, que concede el colectivo Un dels Nostres, se le entregará a Marcos Ana.
Marcos Ana se llama en realidad Fernando Macarro y tiene una historia de cárcel y dignidad que el director de cine Pedro Almodóvar acaba de descubrir y por eso ha pensado rodar una película basada en su libro de memorias Decidme cómo es un árbol. A este comunista, a este hombre digno, que está en los 88 pero no los aparenta, le duele a veces la rodilla, pero solo eso. Cómo va a permitirse estar enfermo alguien que estuvo en la cárcel 23 años con sus celdas de castigo y su luz de candil. Imposible permitirse esa frivolidad.
Conoció mujer, como dicen los clásicos, a los 41 años. Y aquella primera mujer era una señora puta que cuando Marcos Ana le contó por qué estaba nervioso a sus 41 años, cuando le habló de la cárcel, lo desprecintó y, además, no le quiso cobrar. Por eso el manchego le echó el ojo a la historia de este hombre.
La entrega del premio Christa Leem, dulce pájaro de juventud, se hará en el Hotel Palace, que está cerrado por obras, pero da igual porque Joan Estrada ha conseguido que el rey Gaspart lo abra para la noche del lunes 26. También se homenajeará a
Ocaña, pintor de vírgenes andaluzas y altares, muerto a los 36 años por una hepatitis y por el fuego de una bengala festiva.
Ocaña, homosexual confeso en tiempos de grandes armarios, ha quedado como el símbolo de una movida barcelonesa silenciada. La de Barcelona fue real, pero la de Madrid, que no existió, contó con un alcalde socialista y con chaleco que la promocionó para vengarse de Felipe González.
A Estrada los políticos siempre le bailan el agua, pero solo cuando están en elecciones. O cuando el ayuntamiento quiere hacer publicidad de la teleasistencia y elige para las fotos a la madre de Christa Leem, que vive sola y pobre en el Raval.
¿Cuántos de esos políticos se han apuntado a la fiesta, Joan?